[#PorQuéTeGustará] 10 razones para disfrutar brincando entre eras con Clive ‘N’ Wrench

¡Oh, el cambio de milenio, qué magnífica época fue! La llegada del Euro, el efecto 2000 (cuando casi acontece el apocalipsis digital, pero no), el apogeo de las Boy-Bands, los primeros móviles asequibles (y sin pantalla táctil. Pa’ flipar)… En el ámbito videojueguil, aquellos tiempos trajeron, gracias a los avances tecnológicos en las máquinas de 32 y 128 bits, el surgimiento y auge de un nuevo género: las aventuras plataformeras en tres dimensiones. Ya era hora de probar cosas nuevas, dejar de encarnar seres bidimensionales como fontaneros con inclinaciones micológicas o erizos añiles sin respeto por los límites de velocidad. El eje cartesiano añadido permitiría infinitas posibilidades, a las clásicas mascotas consoleras (ninguna mencionada hasta ahora, claro… cof), o a las de nuevo cuño, y traería una edad dorada para este tipo de juegos…

Rescatar momias, o como dirían en cierto canal documental… ¿ALIENS?

… Que desgraciadamente, no fue eterna. Pasados los 90s y los primeros años del nuevo siglo, la peña sólo quería más, de todo. Más polígonos y Cuchi-flops, más menús gigantescos saturados, más híper-realismo y personajes con carencias afectivas o traumas pila chungos que… Uf, y así hasta día de hoy, todo infinitamente más complejo y enrevesado. ¿Es que nadie se va a atrever con experiencias sencillas, compactas, pero igual de entretenidas que las de antaño? Pues los fans de los plataformas 3D clásicos estamos de suerte, porque gracias a Meridiem Games ya podemos disfrutar en formato físico del nuevo título de Dinosaur Bytes Studio: Clive ‘N’ Wrench. Aquí van diez motivos para recordaros, gracias a este juego, que cualquier tiempo pasado fue mejor… o al menos, igual de divertido.

Como apasionado de las armaduras, vivir en la Edad Media tendría que cundir. Mi outfit de diario sería una coraza en vez de una camiseta friki…

1. B-B-B-Bad To The Bone (no es tartamudeo, es una canción, leñes). Arrancamos con una cinemática que nos presentará al antagonista, un “malote hasta la médula” como reza el tema, realizando ya una maldad muy chunga: tocar el piano (jum… es una composición muy malrollera y creepy, así que cuenta). El Dr. Daucus interrumpirá la melodía ante la llegada de su camarada, la general Olga Chestycough, que le hará entrega de unos misteriosos planos. Por la maléfica risa del Doctor al obtenerlos, es fácil adivinar que no serán para construir un bonito establo para ponys, sino para un fin diabólico, de esos que les molan a los archienemigos. Últimamente se está blanqueando en exceso a los villanos; una fechoría de peso sin justificación, como las de antaño, se agradece, va.

Cuando le dices a tu caballo “Quieto”, para que después le toque el azucarillo de premio, y le tienes que tomar el pulso.

2. Sobados por la mañana, que no salvados por la campana. El vídeo de introducción nos muestra a continuación lo que acontece en una casita, cerca del castillo del bellaco, a las pocas horas. La Profesora Nancy Merricarp se acaba de despertar, y mientras se prepara el desayuno (y su primo Clive aún duerme a pierna suelta) observa como el cielo se tiñe de morado, abriéndose brevemente un portal interdimensional espacio-temporal (vamos, un DeLorean sin DeLorean). Ya intuye un problemón de aúpa, pues el fenómeno solo puede significar que han robado sus planos para viajar en el tiempo, y fijo que con intenciones chungas. Toca poner en pie a todo quisque, y explicar el plan de acción: meterse en la nevera. No, no es que haga un calor sofocante, es que el refrigerador es una chulísima máquina del tiempo en sí, emulando a ciertas cabinas azules de policía británicas.

La cara de satisfacción viendo a Olaf darse un baño en aguas termales por primera vez. Y última, claro.

3. Hay que actuar ya, o será TARDÍS-imo (este chiste me suena…). Tras el viaje alucinante a través del vórtice neveril, apareceremos en el… ¿nexo de las realidades? ¿Hub del desplazamiento tempo-espacial? ¿nos podemos inventar nombres más rimbombantes para un escenario central? Como es mejor no responder, simplemente diremos que estaremos en la zona principal, desde donde se accede a los diferentes niveles del juego. La perspicaz Nancy se encargará de explicarnos la faena, y nos sugerirá que empecemos por la sala de orientación. Mejor hacer caso siempre a la profe (lo mismito que de peque en el cole… sin rencores, doña Puri), y ver que nos depara la estancia. Por suerte, no vamos solos…

4. “Mi mono A’Wrench’io y yo”. La sala de orientación, a modo de tutorial, nos enseñará a manejar a Clive, un conejo antropomórfico muy hábil y molón, que siempre va acompañado de Wrench, un mono muy mono. Aquí probaremos,sin riesgos, el esquema de control, súper sencillo e intuitivo. Una pulsación de equis para el salto, y dos seguidas para el brinco doble. Presionar círculo para girar y golpear. Cuadrado para agitar al macaco (a nuestro compi, no al cantante) y usarlo de hélice para planear. El botón L1 para esprintar a cuatro patas, y el R1 para ponerse de cuclillas o pillar impulso. Ah, y si caemos al agua… nadar de nada (bueh sí, hay que vigilar el oxígeno). En cuanto hayamos catado todas las acciones, podremos abandonar esta habitación, para dirigirnos a la primera fase en sí misma.

Si os fijáis bien, al fondo se esconden Maderito y Buzz Añodeluz… DING-DOOONG. Anda, visita sorpresa de un abogado de la Casa del Ratón, ¿para qué será?

5. “Cariño, he encogido a los simios”. El primer nivel de historia ya nos deja ver el tono desenfadado y la ligereza del juego. Seremos diminutos animalitos en una enorme casa, y tocará evitar peligros cotidianos como quemarse en los fogones, ahogarse en la ducha, o ser atacados por insectos o robots de juguete. Atravesaremos varios aposentos, e iremos observando que las travesuras del Doctor Malign— digooo Daecus ya han empezado a surtir efecto: diversos objetos y materiales audiovisuales que decoran la vivienda han sido modificados o “doctorizados”. Preparaos para soltar más de una carcajada al cruzaros con reinterpretaciones en las carátulas de libros o pelis del escenario. Pero las risas solo acaban de empezar…

6. Back in Time. Como si fuésemos Marty McBunny (en vez de mosca, conejo… ja, ja), viajaremos a distintas épocas para arreglar los desaguisados de Daucus. Un total de once largos niveles con variopintas temáticas nos esperan, y en todos ellos los estragos del infame Doctor serán más que palpables: Un Londres victoriano invadido por secuaces disfrazados de “Bobbies”, estatuas egipcias pelín cambiadas, el salvaje oeste más asalvajado (y gracioso) imaginable, o la “Pequeña Italia” mafiosilla, llenita de una Cosa Vostra (o suya, que nuestra no es) muy cómica. Y, aparte de la decena larga de fases principales, podremos acceder a niveles exclusivos con correosos jefes finales, que nos exigirán prestar atención a sus patrones y mecánicas para derrotarlos.

“Cone Jones y el Templo Moradito”… yap, por sorprendente que parezca, hemos escrito chistes peores.

7. No es temporada de caza de conejo, sino de conejo que caza. Tan importante será para Clive zurrar a los enemigos, como rebuscar objetos concienzudamente por los escenarios. Habrá que atrapar relojes de colores, que flotarán por cada rincón de la zona, pues son las “representaciones visuales de los desgarros espacio-temporales provocados por la imprudencia del Doctor” (cita literal). También habrá que buscar llaves, piedras antiguas o enseres que nos encarguen otros personajes que pululan por el área. Por suerte, podremos desplegar un mini-radar que nos indicará en qué dirección se encuentra el coleccionable más cercano; esencial para que no nos frustremos cuando el contador indique 399 de 400 relojes encontrados (a mí eso me generaría un TOC brutal, uf).

“Sí, Londres, ya sabes: pastel de riñones, taza de té, y esa M. Poppins de los c—” Gran frase de “Spatch, Simios y Diamantes”.

8. Un apartado artístico monísimo y conejísimo. Como animales civilizados que son nuestros protas, no necesitan de lo más fiero para lucir respecto al acabado técnico. En una aventura plataformera de esta índole, siempre se agradece que lo visual no esté demasiado recargado (básico para encontrar objetos o medir saltos) o lleno de texturas ultra-detalladas y realistas. Los gráficos sencillos y coloridos van perfectos de la mano de unos diseños imaginativos y adecuados para la ambientación en cada fase jugable, y todo se moverá con soltura óptima. En la vertiente sonora, no esperéis voces o líneas de diálogos eternas, pero sí unos cómicos ruiditos y efectos. Y afinad el oído con la música, pues algunas composiciones homenajean, en ciertas situaciones, a míticos himnos de la cultura pop con acordes “prestados”, a ver cuántas reconocéis. Una pista, a mí me “sonaron” (nunca mejor dicho, o escrito) desde “El Madrino” hasta cierto “Doctor Quién” (muy apropiado, claro).

Cuando te pierdes en el bosque, y ni aún así dejas el mono.

9. En su sencillez está el encanto, y en su dificultad ajustada su otra baza. Caer derrotados en este título tiene poca penalización, y eso es de agradecer. Clive goza de una barra de salud de seis toques, que podremos rellenar zampando porciones de tarta de zanahoria (los conejos la prefieren a la mousse de chocolate, mira tú) y los puntos de guardado son generosos, pero si nos golpean o dañan demasiado, reapareceremos conservando todo lo recogido hasta el momento. Y no habrá vidas ni continuaciones que se puedan agotar, así que olvidaos de los temidos Game-Overs, un par de intentos más y lograréis avanzar fijo. Un título apto para toda la familia, tanto por contenido (cero violencia, todo diversión) como por continente (un aspecto atractivo para usuarios de cualquier edad).

¿Sabéis qué pasaría si escribiésemos “CONEJOS” con una leve dislexia? “COJENOS”, claro.

10. No os quedaréis “Atrapados en el tiempo”, ni en el día de la marmota, pero a veces mola (mazo) revivir tiempos pretéritos, más simples pero igual de divertidos, con videojuegos actuales. Clive ‘N’ Wrench picotea de los grandes del género (¿alguien ha mencionado al dragoncito morado o la pareja del orejudo y el marsupial?) pero tiene personalidad propia, y ofrece muchas horas de goce en su mundo virtual. Lo podéis pillar para Playstation 4, PlayStation 5 o Nintendo Switch en la web de GAME o en cualquiera de sus tiendas, tanto en versión normal como en Edición Coleccionista. Esta última va cargadita de material extra, como un imán, cartas coleccionables, manual a todo color o banda sonora original. ¡Nosotros vamos a seguir brincando y saltando por el tiempo un buen rato más!