¡Oh, las lejanas tierras del sol naciente! Cuántos aportes culturales se han esparcido desde allí, por todo el globo, en las últimas décadas: ídolos virtuales, «roboces» que se transforman, unos tebeos en blanco y negro que encantan a la chavalada… pero en Japón, aparte de todos estos fenómenos mediáticos modernos, siempre ha existido un fuerte arraigo por lo tradicional, mogollón de asuntos ancestrales con variedad de referencias mitológicas (y no, no nos referimos a los tentác…), destacando, en el aspecto friki, dos figuras que rezuman molonismo por todos sus poros: los ninjas y los samuráis. Ya si los ponemos a protagonizar algo tan actual como un videojuego, el resultado tiene que ser una triunfada monumental, ¿no?
Que sí, títulos encabezados por estos personajes, se han lanzado «a puñaos» a lo largo de los años, unos más notables que otros. Pero uno en el que tomásemos el control de un dúo formado por ambos tipos de guerreros… no caemos, al menos, hasta ahora. Afortunadamente, ya podemos disfrutar de toda la acción frenética digital que puede ofrecer el binomio samurái/ninja, gracias a Chronicles of Two Heroes. Un título cocinado en el mediterráneo: desarrollado por Infinity Experience (de Italia), editado por Catness Games y publicado en físico por Tesura (ambos de nuestra península). Eso sí, manteniendo todo el sabor occidental de su trasfondo nipón, como os vamos a contar a continuación:
1. Leyendo la leyenda. La introducción, con bonitas imágenes estáticas y textos, nos va metiendo en faena. Se cuenta que, hace mucho tiempo, en las japo-tierras, hubo un pueblo oculto del resto del mundo. En esa pequeña aldea, vivían dos huérfanos y su mentor, quien les entrenó para valerse por sí mismos desde bien tiernecillos. Bajo la atenta mirada del maestro Mikoto, los discípulos fueron llevados por sendas distintas: Kensei, el niño, se convertiría en un experto samurai, ducho en la espada, pero sacrificando movilidad a costa de una robusta armadura; Ayame, la chica, se instruyó como kunoichi (asesina ninpo), adquiriendo una habilidad incomparable en el combate lejano con sus kunais. La historia sigue relatando como estos dos hermanos, serán la última esperanza de sus conciudadanos ante el mal que acecha…
2. Ningún sol cegará la mirada de los valientes. El país se encuentra devastado por la guerra, mas la aldea, que aún permanece intacta al caos reinante, puede sucumbir en breve. La emperatriz Himiko, recientemente ascendida al trono, fue obsequiada con tres tesoros sagrados de incalculable poder. Poco a poco, estos le embrujaron la mente y obnubilaron, relegándola a mera esclava de Amaterasu, la Diosa del sol. La misión, para la que nuestro sensei lleva tanto tiempo entrenándonos, será detener a la gobernadora, recuperar las reliquias, y romper el vínculo diabólico formado entre soberana y divinidad. Sólo así, las tierras del Japón feudal podrían encontrar de nuevo la paz (la capital de Bolivia no, el estado socio-político).
3. Acción plataformera como un templo (tera o pagoda, dada la tesitura). Chronicles of Two Heroes es, mayoritariamente, una equilibrada mezcla de intensos combates y saltos a mansalva. Manejaremos a nuestro avatar a lo largo de varios biomas, divididos a su vez en pantallas interconectadas, con desplazamiento lateral bidimensional, y salpicado con algunas zonas de ascenso vertical (¿acaso hay otra forma de hacerlo?). A lo largo de todos los niveles, entre salto y brinco, tocará enfrentarse a los enemigos, esquivando sus ataques o realizando un preciso «parry» (o parada), mientras evitamos morir empalados/ achicharrados/ desintregrados por los peligros medioambientales. ¿Suena chungo? Lo es, dificultad clásica, de estilo 16 bits. Por fortuna, nuestros héroes tienen recursos y movimientos de sobra…
4. Juntos, y revueltos. La mecánica más sorprendente del título es la forma en la que nos obliga a alternar el control entre los dos protas asiduamente. Pulsando un solo botón, cambiaremos al instante entre Kensei y Ayame, siendo esta la única manera de sobrevivir al entorno. Inicialmente, solo contamos con 3 corazones/toques, y eso conlleva calcular al milímetro cada acción, y no nos referimos simplemente a zurrar de cerca con la katana, o pasar al lanzamiento de kunais a distancia: la ninja puede saltar, pero el samurai solo embestir, obligándonos a reaccionar velozmente, pasando de uno al otro para evitar una muerte segura. Menos mal que estos hermanos se llevan bien y uno no dejará vendido al otro ante el peligro… aunque, en los momentos de pausa, nos podremos echar unas risas con las pullitas que se dedican.
5. Como un haiku escrito diabólicamente. La poesía mortal de este juego no se escribe en diecisiete moras (o frambuesas) y tres versos, sino con chorrocientos enemigos, la mayoría sacados del folclore japonés, y un buen puñado de jefes finales. El poema visual de criaturas comunes está formado por esqueletos, arqueros, tortugas (estas NO son ninja), y un sinfín de variopintos yokai, que tratarán de meternos en apuros constantemente. Las batallas con los «final bosses» tienen mucha telita (y no de kimono) que cortar; se trata de enfrentamientos donde plantear una correcta estrategia, tras analizar los patrones de ataque del rival, será esencial. Entre estos poderosos seres, encontraremos descomunales soldados, gigantescas arañas, o un tengu (tú nu tienus nudu). La rima asonante y cortante, a espadazos, saldrá sola… ya se sabe, la letra con sangre entra.
6. Extraños en un territorio enemigo… más sencillo de recorrer que las calles de Osaka. Este Chronicles of Two Heroes bebe, a pequeños sorbitos (como si fuera sake), del estilo metroidvania en ciertos segmentos. Eso sí, el mapa es fácil de entender y en ningún momento nos perderemos, resultando bastante obvio el siguiente paso a dar (pista: casi siempre hacia la derecha), aunque a veces, hallaremos barreras infranqueables. Aquí tocará rebuscar en otras zonas transitables, darle un poco al coco en pequeños rompecabezas visuales/lógicos o aguardar a que obtengamos alguna mejora. Sep, aparte de ciertos poderes que desbloquearemos al avanzar, también existirán otras habilidades extras escondidas que fortalecerán a nuestros protas, como nuevos y potentes ataques o aumentos de vida. ¿Que aun así os atascáis? Calma…
7. No será necesario tener el aguante de un luchador de sumo (ni resto). Monstruos correosos, saltos chunguísimos entre plataformas que desaparecen, y un ritmo general endiablado os superan… tranquis, presionad uno de los gatillos, y el asistente aparecerá al rescate. Al activar esta opción, los corazones de vida se regenerarán, con Ayame podremos realizar saltos o rebotes infinitos, y el alto grado de dificultad del título se verá muy suavizado. Ojo, morir repentinamente y reaparecer en la lámpara de salvado que corresponda, varias pantallas atrás, seguirá pasando, pero menos frecuentemente. Y es que diversas zonas exigen una velocidad de reflejos, destreza y agudeza mental que ni Jackie Wick Yen Lee, o cien corazones extra, ayudarían a superar. Por suerte, queda hueco para el relax y la meditación…
8. La flor de loto da la tranquilidad en la que floto, y en el Templo de la Gran Luna, descanso como en la cuna… Vale, mejor no ir de bardos (ni a burdos llegamos) y centrarnos. Desperdigados por el mapa, se encuentran varios templos, dedicados a nuestro esférico satélite, donde descansar. En ellos, podremos obtener valiosas pistas, revisar los amuletos y medallones de mejora, o incluso celebrar una íntima ceremonia del té. También sirven de nexos para teletransportarnos entre niveles (el típico viaje rápido). Pero lo más importante… ¡HAY GATETES! Uno de los extras del juego es encontrar mininos escondidos, para posteriormente, reunirlos en estos santuarios. Explicar con palabras lo cuqui que resulta un michi, con su disfracito de samurái (cada uno goza de su cosplay particular), y que además se deja acariciar… para morir de amor gatuno (metafórico, estos no sueltan zarpazos asesinos gratuitos).
9. La belleza de un bosque bidimensional de cerezos florecientes. El apartado técnico del título, teniendo en cuenta que ha sido desarrollado por un equipo humano muy pequeño, es más que resultón. Los gráficos, totalmente píxel-art, evocan a clásicos de MegaDrive y SNES. Las animaciones de ambos protagonistas son fluidas y poseen buenas transiciones, mientras que los diseños de los enemigos son imaginativos y originales. Los escenarios, sin ser espléndidos visualmente o rebosar de elementos, cumplen su función, situándonos en oscuras cavernas, lúgubres cementerios o inclementes cimas nevadas. En cuanto al sonido, nos acompañarán unos contundentes efectos y una música «chiptune» (retro-sintetizada) más que apropiada.
10. Una edición especial con la grandeza del monte Fuji. Atención a todo el contenido que incluye la versión de coleccionista de este título, porque es descomunal: disco del juego, un grueso libro de arte, la Banda Sonora Original en CD, póster a doble cara, pin de samurái, colgante Magatama, y una hoja de pegatinas, todo bien empaquetado en su correspondiente caja de lujo. Se encuentra disponible, al igual que la edición normal, para PlayStation 4, PlayStation 5 o Nintendo Switch, y las podéis adquirir en la web de GAME o en cualquiera de sus tiendas. Si os mola la ambientación de leyenda japonesa, y buscáis un buen reto plataformero, lleno de acción frenética, Chronicles of Two Heroes: Amaterasu’s Wrath os va a entretener durante un buen puñado de horas. ¡BANZAI!