Mundiales, Eurocopas, Olimpiadas… Son los eventos deportivos más señalados de nuestro tiempo. Esa emoción previa al inicio de una de estas competiciones hace que te sientas vivo. La gente se junta, anima y sufre cuando algo no va como esperaba. Si estuviéramos en 2007 haría alguna broma relacionada con cierta selección de futbol y algo con no pasar de cuartos. Pero eso ya es historia para nosotros.
¿Sabéis que tienen en común todos ellos? Que solo suceden cada 4 años. ¿Y sabéis que, de momento, ocurre también en ese lapso de tiempo? El lanzamiento de una de las sagas más icónicas de la industria. Hoy vengo a hablaros de Final Fantasy VII. En 2020 recibimos la primera entrega y en este 2024 nos ha caído el que, ya os adelanto, será uno de los mejores títulos de este año.
¡Bienvenidos a Rebirth!
Todo tiene un comienzo
Por fin llegó el día: llegó el momento de jugar a la segunda entrega de Final Fantasy VII. Volver a ponernos en la piel de Cloud, Tifa, Barret, Aeris, Red y algún que otro protagonista más. La espera ha sido larga, pero ha merecido la pena.
Quiero empezar este análisis compartiendo con vosotros cómo fueron mis primeras horas de juego: nada más empezar, en el propio menú principal, el título te ofrece una opción donde ver un pequeño resumen de la primera entrega. Esto viene genial para jugadores como yo, que se pasaron el Remake hace ya un par de años. Una vez nos hemos puesto al día, Cloud nos narrará todo lo sucedido hace 5 años y todo lo relacionado con Sephiroth. Durante todo el transcurso del primer capítulo, entenderemos y veremos por qué el héroe se transformó en villano y por qué nuestro «prota» lo odia tanto.
Una vez transcurrido el primer episodio y tras un incidente en Kalm, ciudad en donde empieza nuestro equipo de Avalancha, saldremos a mundo abierto. Es precisamente al dar tus primeros pasos por esa basta región de los Pastizales cuando empiezas a ver la grandeza de Rebirth y lo maravilloso que va a ser nuestro viaje. Sea lo que sea lo que el destino nos aguarde, o no.
¿Mundo abierto?
Una de las grandes incorporaciones a esta nueva entrega, es que pasamos de un juego lineal (FFVII Remake), a uno con ciertas zonas de mundo abierto (FFVII Rebirth). Quiero hacer un pequeño inciso aquí para todos aquellos que se lo preguntan: ¿es un mundo abierto como tal? La respuesta rápida es no. Dependiendo del tramo de la historia en el que nos encontremos, estaremos en un sandbox controlado. Esto quiere decir que no podremos ir a cualquier sitio, pero las zonas serán lo suficientemente amplias como para crearnos esa sensación.
¡Y qué zonas! La sensación de que cada rincón esconde algo está ahí. Iremos alternando escenarios abiertos con otros de más dirigidos y, la verdad, la variedad le sienta de lujo. Ya sea en una pradera, dentro de una ciudad subterránea o en la playa tomando el sol.
Mucho por hacer
Una de las primeras cosas que tendremos que hacer al llegar a cada área, será la localizar a nuestro chocobó. El objetivo será, a través de un minijuego de sigilo, capturarlo sin que nos vea. De este modo tendremos un medio de transporte más ágil que ir a pie. Por otro lado, en cada región cambiarán, ya no solo en el color, sino también en las habilidades que tienen. Digamos que se adaptan al terreno. Unos escalarán, otros volarán y algunos saltarán. ¿Creéis que eso será lo más divertido que hagamos aquí?
Tranquilos, porque aburrirnos no nos vamos a aburrir. Nuestro buen amigo Chadley se encargará de ello. ¿Le recordáis? Un chico robot rubio un tanto “pesadete” en la obtención de información para sus pruebas. Pues bien, en este juego lo tendremos más encima que nunca, ya que deberemos hacer bastantes tareas para él. La gran mayoría de ellas son opcionales, como el descubrimiento de torres, las cacerías de monstruos o la adquisición de datos para nuevas invocaciones. Todas son importantes, pero las relacionadas con las protomaterias nos harán desbloquear algo increíble más adelante.
Esto hará nuestra experiencia de juego mucho más amena y divertida. Y si tenéis un poco de «TOC», como es mi caso, querréis limpiar el mapa de cosas por hacer.
Misiones secundarias
Como buen RPG, Final Fantasy VII Rebirth nos ofrece en casi cada capítulo alguna que otra misión secundaria. Las reconoceremos porque se nos marcarán en el mapa con una exclamación de color verde.
Hacerlas o no dependerá exclusivamente de nosotros, pero yo os recomiendo que las hagáis. He tenido la sensación con cada una de ellas de que están ahí por algo. No por rellenar tiempo, sino porque nos quieren contar alguna cosa. Podremos conocer mejor a algunos personajes y en algunas otras misiones encontraremos pueblos que, a lo mejor, no hubiéramos visto de por sí. Y, por supuesto, nos ofrecerán recompensas en forma de experiencia, objetos y guiles.
Queen’s Blood
A lo largo de la aventura, nos encontraremos con un montón de minijuegos, algunos relacionados con la trama y otros opcionales como, por ejemplo, el humor amarillo de las ranas, carreras de chocobos, tocar el piano e incluso nos convertiremos en muñecos de acción con estética PS1 para hacer frente a ejércitos de enemigos en Fuerte Cóndor.
Pero hay uno para darle de comer aparte. No tenía pensado dedicarle un punto entero, pero se lo merece. Queen’s Blood llega nada más empezar el episodio 2 y nos mantiene atrapados desde el segundo uno. Square Enix ¿a quién se le ocurre hacer un juego de cartas dentro del título? Con lo que a mí me gustan.
Es fácil de entender, un poco complicado de dominar conforme avanzamos y las partidas son muy rápidas. ¿Y sabéis qué es lo mejor de todo? Que tendremos que vencer a gente para que nos den cartas exclusivas y comprar paquetes de mejora en las tiendas. Es decir, que no solo será el crear mazos con ciertas sinergias (que también), sino el deseo de querer tener toda la colección. Solo pido una cosa: no tardéis mucho en hacer estas cartas en el mundo real. ¡Las necesito!
Un combate frenético
Como ya vimos en la primera entrega, Final Fantasy VII Rebirth nos da una mezcla entre Hack and Slash y combate por turnos. La acción es en tiempo real y podremos atacar, bloquear o esquivar, pero el factor estratégico será fundamental si queremos salir vivos en los enfrentamientos… sobre todo contra los jefes.
Podremos ralentizar el tiempo para dar órdenes a nuestro equipo sobre qué habilidad o hechizo lanzar en según qué momento. Tendremos que analizar bien a nuestros contrincantes, saber qué les hace débiles y actuar en consecuencia.
A través de las materias, engarzaremos nuestras espadas, varas y metralletas para poder lanzar un elemento u otro. Es importante tener un equipo equilibrado e intentar que los tres personajes que luchen dispongan de todo lo necesario para vencer, ya que no podremos hacer cambios durante el conflicto.
Es una lucha muy satisfactoria cuando ves que al rival le queda poca vida o está a punto de caer en estado vulnerable. Cabe destacar también una de las cosas que ha hecho increíble siempre a esta franquicia: los bosses. Casi en cada capítulo viviremos un combate con un enemigo súper poderoso que pondrá a prueba nuestros nervios y nuestra destreza. Aparte de cambiar de fase y hacerse más peligroso por momentos, tendremos que mirar siempre de reojo la salud y las stats de nuestros compañeros para así poder evitar la desgracia.
Nuevas mecánicas
Para los que pensáis que esta entrega es continuista respecto a la anterior, os equivocáis. Rebirth nos ofrece todo lo bueno que tuvo Remake y mucho más. Dejando a un lado el tema ya comentado del semi-mundo abierto. En esta ocasión contamos con una tabla de «esferas», por decirlo de algún modo, donde podremos gastar nuestros puntos de PA. Se conseguirán a través de los manuales de destreza que el juego ofrece para cada personaje o bien luchando. Esto hará que podamos mejorar nuestro equipo, ya sea con estadísticas o con nuevas habilidades en el combate.
Por otro lado, se incluye un sistema de «ataque sincronizado» que nos será de gran ayuda, sobre todo en enfrentamientos que se nos complican.
Os cuento cómo funcionan: en un mismo combate deberemos realizar como mínimo tres acciones que consuman BTC (esas barras azules que se van llenando conforme golpeamos a los monstruos). Una vez tengamos a dos personajes que hayan realizado este número de actos (tres cada uno), podremos hacer uso de estas habilidades únicas.
La efectividad, pero, sobre todo, la puesta en escena hace que sea una auténtica gozada verlo.
La amistad lo es todo
También dispondremos de un sistema de amistad con cada uno de nuestros compañeros. Dependiendo de qué misiones secundarias completemos o qué respuestas demos en según qué situaciones, nuestra relación se modificará. Esto atañe a todo el grupo. Podremos tener un muy buen feeling con Tifa, pero no tanto con Barret. Esto podrá llegar a afectar a ciertas escenas. Este punto me ha resultado bastante agradable, ya que se intenta (al menos yo) que todo fluya y todos se lleven bien con Cloud, aunque no muchas veces se consigue.
Elenco de personajes
En la primera parte pudimos controlar a Cloud, Tifa, Barret y Aeris. Puede que se nos quedara un pelín corto y más sabiendo todos los que están por llegar. No fue hasta casi el final que se nos unió Red XIII, aunque nunca pudimos luchar con él. En Rebirth el felino rojo será jugable desde un principio. Pero esto no se queda aquí, ya que el juego nos guarda unas pocas sorpresas más.
Es bueno ver como el grupo inicial ya se siente consolidado. Se nota que son una familia y no un equipo que se mueve por el mismo interés. Tanto es así que, por lo que he podido ver, el juego es mucho más sentimental que el primero, algo más maduro en ciertos puntos. Eso sí, sin dejar su ya clásico humor japones.
Magia
Evidentemente, en este escrito no os voy a desvelar absolutamente nada relacionado con la trama principal para que seáis vosotros mismos quienes descubráis todo lo que se nos ofrece (que es muchísimo).
Volver a este mundo de la forma que lo hace Rebirth es alucinante. Han sabido reinventar y mejorar cosas que a lo mejor echamos en falta en Remake y han sabido hacerlo a las mil maravillas. Si queréis mi consejo, disfrutadlo con mucha calma. Explorad cada rincón, haced todas las misiones que veáis, hablad con la gente y no dudéis en volver atrás para acabar al 100% alguna zona. Es pura magia, puro arte.
Y una de las cosas con las que me quedo es con poder tocar «On Our Way» en un piano. Sin palabras.
Solo espero que la última entrega no se haga esperar demasiado y veamos juntos el final que nos aguarda a todos.