Verano… Sinónimo de sol, playa, vacaciones y buenos vicios a la consola.
Como todos los años, por estas fechas asoman títulos que prometen ayudarnos a hacer más llevaderas esas largas horas en la toalla junto a la piscina, o en el porche de una casita rural en la montaña. O en nuestra habitación delante del ventilador, en el peor de los casos.
Super Monkey Ball Banana Rumble es uno de esos juegos que cumplen con los requisitos para ser disfrutados durante la época estival. Divertido, fácil de entender pero difícil de dominar, con partidas cortas tanto para un jugador como para hasta 16 jugadores en línea.
La nueva entrega de esta saga de SEGA llega para quedarse, en exclusiva, en nuestras Nintendo Switch. ¿Merecerá la pena hacer el mono? Vamos a averiguarlo en las próximas líneas.
UN JUEGO QUE NO ES DE CANARIAS
Super Monkey Ball es una saga que a todos nos suena en mayor o menor medida, ya que la primera entrega vio la luz en el año 2001 en tierras nipones, en forma de juego arcade. Esta creación, con un joystick en forma de plátano, nos presentaba una premisa simple pero adictiva: mover el escenario con ayuda del stick para inclinarlo y hacer rodar una pelota transparente de tipo gashapon (los juguetes de las máquinas de bolas, muy de moda en Japón) con un mono en su interior. El objetivo era atrapar todos los plátanos que pudiésemos en un tiempo determinado sin dejar que la bola cayera por el borde del tablero gigante. Parece fácil, ¿verdad? Spoiler: no lo es.
Muchos años después de aquella invención, llega a nosotros Super Monkey Ball: Banana Rumble.
La base del juego sigue siendo la misma: tendremos que llevar a nuestro mono en el interior de su pelota hasta la meta de final de nivel. Por el camino, deberemos recoger todos los plátanos que podamos para lograr una buena puntuación, siempre evitando caernos por los bordes del tablero.
En esta nueva entrega, para empezar, tendremos la opción de jugar en solitario o hasta con 3 amigos en modo local para completar la aventura principal del juego.
En ella, se nos presentará a nuestros amigos simiescos en un festival en honor de un plátano mágico que concede deseos. Para invocarlo hay que encontrar varios artefactos, los ooparts, diseminados por distintas zonas de la paradisíaca Isla Jugosa. Es en ese momento cuando hace su aparición Palette, una monita que nos pide ayuda para localizar a su padre, desaparecido mientras investigaba el festival. Por el camino, nos encontraremos a nuevos amigos y a enemigos, como el grupo compuesto por Fes, Tee y Val que intentarán adelantarnos para robarnos los objetos que vamos consiguiendo durante la aventura. Una historia sencilla, pero que en nuestra opinión funciona a las mil maravillas en este tipo de juegos.
Así pues, para empezar, deberemos escoger a nuestro mono de entre todos los disponibles, entre los que encontramos caras conocidas como AiAi, MeeMee y GonGon, de otras entregas, así como a la propia Palette. Cada simio tiene unas características que afectarán a nuestra experiencia de juego: algunos son más rápidos, otros ejercen mayor control sobre la bola y otros necesitan menos tiempo de recarga del giro cargado, una novedad introducida en esta entrega: al pulsar el botón B durante un rato, nuestro simio tomará impulso y al soltarlo saldrá disparado en esa dirección.
Este hecho puede parecer una “simiedad” a ojos del jugador experto, pero nada más lejos de la realidad, ya que añade un componente estratégico fundamental si queremos completar las fases en el menor tiempo posible.
Una vez elegido nuestro mono, comenzaremos la aventura. El modo historia se divide en varios mundos de 10 fases cada uno. Las fases son cortas y deben completarse en un minuto como máximo, dado que siempre tendremos un cronómetro cuenta atrás avisándonos del tiempo que nos queda.
Con el joystick izquierdo inclinaremos el suelo haciendo que nuestro mono se desplace rodando mientras intentamos recoger todos los plátanos que podamos antes de atravesar el arco de meta. El joystick derecho, mientras tanto, nos servirá para mover la cámara a nuestro alrededor y localizar plátanos ocultos o evitar caernos por el borde de la fase, lo cual será una constante durante nuestro juego.
Cada fase tiene, además de completarla, tres objetivos secundarios a nuestra disposición:
El primer objetivo será conseguir un plátano dorado que, muchas veces, está oculto o lejos de nuestro alcance a no ser que usemos el acelerón en el momento adecuado para salir volando o atravesar el límite del tablero. El segundo objetivo será recoger una determinada cantidad de plátanos antes de llegar a la línea de meta. El tercero, el más difícil de todos, estará disponible una vez completadas las diez fases de un mundo: la posibilidad de rejugarlas en un tiempo contrarreloj determinado. Es aquí donde el juego se vuelve exigente, dado que algunas fases tendremos que completarlas en menos de 4 segundos, y deberemos usar nuestro ingenio y el acelerón para saltarnos partes del tablero al más puro estilo speedrun.
Y hablando de las fases, es donde el estudio Ryu Ga Gotoku (si, los mismos que nos traen los Yakuza. ¿Cómo os habéis quedado?) ha demostrado la gran creatividad de este título. Cada una de ellas tiene un recorrido totalmente distinto del anterior, con mecánicas tan variadas como suelos que se mueven, cintas transportadoras en una u otra dirección, raíles de metal, laberintos de setos, botones que pueden acelerar o poner en pausa partes del escenario… hasta hay una fase con engranajes y péndulos a modo de reloj antiguo. La imaginería del juego no tiene fin, lo cual es de agradecer para mantenernos siempre en suspense acerca de qué será lo que nos encontraremos a continuación.
Uno de los grandes aciertos del título es que este modo historia podremos jugarlo en solitario o hasta con 4 amigos en modo local, tengan o no el juego, lo que multiplicará la diversión.
BANANA´S CHAMPIONSHIP
La otra gran novedad del juego respecto a entregas anteriores es que se le ha dado un menor protagonismo al modo multijugador, pero que no se asuste nadie, dado que eso le ha sentado de maravilla. En el juego anterior de Super Monkey Ball, muchos de los fans se quejaron de que estaba demasiado centrado en los minijuegos y menos en la resolución de fases. Pues bien, en Banana Rumble esto ha dado una vuelta de tuerca y tenemos solamente 5 tipos de minijuegos de batalla, a cuál más divertido, y todos tendrán la posibilidad de unirnos a otros 15 jugadores online para liarla parda.
En cuanto a los 5 minijuegos de batalla, hay para todos los gustos, como os enumeramos a continuación:
1 – Cazaplátanos. El más clásico. Los jugadores corren en un mapa cerrado cogiendo la mayor cantidad de plátanos posibles. De vez en cuando aparecerá una nube de plátanos que dejará caer racimos en un área determinada, así como plátanos dorados que valen más puntos.
2 – Carrera. Deberemos llegar antes que nuestros rivales a la meta en mapas más largos y llenos de trampas que los del modo historia. El último mono es un plátano pocho.
3 – Fiebre por la meta. El minijuego que más nos ha gustado. Nos encontramos en lo alto de una pendiente por la que nos dejaremos caer para atravesar arcos de puntos que volveremos del color de nuestro equipo. Iremos tirándonos por el tobogán gigante procurando sumar más puntos y cuando queden pocos segundos, aparecerá un arco especial que deberemos conseguir si queremos asegurarnos la victoria.
4 – Platapúm. En un total de 5 rondas, se elegirá a un jugador al azar que tendrá una bomba encima. Este jugador deberá chocar con los rivales para pasarles la bomba antes de que se acabe el tiempo y explote, restándole puntos.
5 – Combate robótico. Deberemos embestir a multitud de maniquíes robots para hacerles daño y destruirles, sumando puntos para nuestro equipo. Para ello podremos usar el giro rápido o diversas rampas con acelerones que nos darán mayor impulso y, por consiguiente, más daño a los robots.
Por si fuera poco, en todos los minijuegos también podremos obtener objetos que usaremos para entorpecer a nuestros rivales, desde cáscaras de plátanos a misiles teledirigidos, al más puro estilo Mario Kart. Como podéis ver, los minijuegos son el verdadero rey de esta jungla platanera.
AUNQUE LA MONA SE VISTA DE SEDA…
Además de completar las misiones secundarias de cada fase, contaremos con toda una serie de retos que podremos completar para obtener más puntos durante el juego. Estos puntos nos servirán para canjearlos por modificaciones para nuestras pelotas y trajes para los monos, desde petos vaqueros, uniformes de policía o vestidos de ninja y samurái.
A todo ello se suman los DLC que estarán disponibles próximamente en la eShop, mediante los cuales podremos encarnar a personajes muy queridos de SEGA como Sonic y compañía, el protagonista de Crazy Taxi o distintos trajes para nuestros monos inspirados en sagas como Nights o Yakuza
En cuanto al manejo del título, hemos jugado tanto en la televisión como en modo portátil, siendo esta última opción la más recomendable, dado que el juego se ve de maravilla y no sufre de grandes bajadas de FPS. La música, por otro lado, es simplemente genial. Dependiendo del nivel en el que nos encontremos, podremos escuchar alegres tonadillas que nos acompañarán durante toda la aventura, así como melodías que sacarán todo nuestro espíritu competitivo durante los minijuegos y batallas que nos darán horas de diversión.
Por todo esto, creemos como comentábamos al principio del análisis, que Super Monkey Ball Banana Rumble es un firme aliado para disfrutar aún más del verano con todo tipo de amigos o familiares. ¿A quién no le amarga un buen plátano?
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