– «Con cien cañones por banda…»
– «Vaya, vaya, Jack Sparr— Capitán, Jack Sparragow»
– «Me llamo Albrush Threepwood, ¡y quiero ser un pirata!»
– «¡Capitán, más varitas Pescamofa!»
Referencias culturales a la piratería, una actividad, a priori, pelín deleznable, encontraremos en todos los medios imaginables. Y el tema viene de mogollón de años atrás… hace ya un puñadete de siglos que se empezó a romantizar dicho acto de barbarie (en su vertiente marítima, no con la de las tarrinas de cedeses) mediante relatos, cuentos… y ya desde la anterior centuria, ha tocado en los vigentes medios audiovisuales. Si en el cine, los piratones más clásicos han tenido bastante protagonismo, en los videojuegos no se han quedado atrás. Y no, copiar un casete de Spectrum en la minicadena de tu tío Paco no te convertía en un filibustero. Hablamos de historias virtuales de corsarios y alta mar, con olor a salitre en bits… pero siempre idealizando y fantaseando con la figura del bucanero, casi nunca ahondando en aspectos más «realistas» o sobrios de su vida y entorno más habitual, su navío. Como mucho, había monos de tres cabezas.

«Fast and Furious, the Prequel», o «A todo gas-viento».
¿Os intriga cómo sería un «Pirate Life Simulator»? En plan solemne; divertido, pero metiéndonos, de manera bastante realista, en la piel de un auténtico bucanero y sus quehaceres. Pues desde Ubisoft han decidido dar una respuesta que, pese a haberse hecho de rogar más de la cuenta (no, no vamos a pasar por ese tema de puntillas, más abajo entraremos en detalles), al fin se encuentra disponible. Una larga travesía a través de los océanos digitales, pareciendo que incluso podía encallar y quedar varado, la que le ha tocado recorrer a este Skull & Bones. Finalmente, ¿ha arribado a buen puerto? Embarcaos con nosotros para descubrir, todo lo que ofrece, en nuestros clásicos diez motivos…
1. Europe’s Living a Celebration. Corre el siglo XVII. En los albores del capitalismo, las potencias europeas están enfrentadas… no, aún faltan unos trescientos años para guardar rencor a Portugal por no darnos 12 puntos en Eurovisión. El tema tiene más bien que ver con disputas aquí y allí con las colonias de ultramar, las rutas comerciales o el negocio de los bienes y recursos exóticos. La mayoría de gobiernos (mazo democráticos) y monarquías (lo dicho) del viejo continente batallan, en todos los océanos conocidos, por territorios, influencia y poder, de manera brutal. Es sabido que, donde hay sangre, habrá depredadores, y estos pueden adoptar diversas formas: las aguas se llenarán de tiburones, pero otros seres, carentes de aletas -y de respeto por lo ajeno- estarán como peces en el agua ante tal tesitura…

Mi capitán, que está anocheciendo… y si llego tarde a casa, me riñe la mama… ¡NO, A LA QUILLA, NO!
2. La canción del Pirata. Nos meteremos en faena (y nunca mejor dicho) bien rápido. Encarnamos a un joven capitán que debe escoltar al buque Exeter… y la cosa sale regulinchi. Seremos emboscados por la flota británica (Blas de Lezo best friends), despertando en una remota playa tras el naufragio. Tocará escoger el sexo (tipo, no cantidad) y apariencia de nuestro avatar digital, con sus marcas en la piel, tatus y demás. Si vuestro aspecto inicial os parece de pillastre de poca monta, más adelante se expandirán ampliamente las opciones de personalización, tranquis. Tras corretear por el pequeño islote, recibiremos nuestro primer encargo: recuperar artículos de contrabando en las proximidades e intercambiarlos por información sobre cómo llegar a Sainte-Anne, una especie de paraíso pirata. Un puñado de supervivientes del hundimiento decidirán que, pese a ser un truhan (y amar la vida y el amor), igual merece la pena acompañarnos… quizás la aventura traiga jugosas recompensas.

Igual muy parecido a Johnny Depp no me ha quedado… pero un aire a la Knightley…
3. Alguien hablará de nosotros cuando hayamos muerto. Tras llegar a la guarida secreta para «clandestinos», tendremos un objetivo final: que, con solo escuchar nuestro nombre, infundamos miedo a nuestros enemigos, ser recordados y temidos. Y eso se consigue con mala fama. MUCHA. Tocará ir ascendiendo en el escalafón de la infamia, donde iremos pasando por diferentes rangos. Según aumente nuestra popularidad, este indicador de estatus e influencia dentro de la comunidad pirata irá creciendo. Empezaremos realizando sencillas tareas para cabecillas locales o encargos de poca monta, bien sea siguiendo la historia principal o desviándonos con trabajos opcionales. Un abanico de nuevos servicios y contratos a nuestra disposición se abrirá a medida que el nivel de infamia se incremente… y cuanto mayor sea el desafío, más botín en puntos para promocionar. Y en otros suculentos premios, claro.
4. «Asia a un lado, al otro Europa, y allá a su frente, Estambul». Vale, igual lo de parafrasear a Espronceda sí se nos da, aunque de geografía andamos pelados. Pero conste, no llegaremos a divisar el imperio Otomano desde nuestro mástil, por bien poquito. Para nuestro goce y disfrute, Skull & Bones nos ofrece un mapa de juego de tamaño descomunal. Una recreación, a escala, del océano Índico, abarcando desde las Indias Orientales hasta la costa africana, con varios atolones, islotes y archipiélagos, muchos de los cuales serán un fiel reflejo de la realidad, y un buen puñado creados para añadir su pizquita de fantasía y leyenda a nuestra aventura. Cientos y cientos de kilómetros de mapeado, de antemano oculto, que iremos despejando y dibujando según avancemos, gracias a nuestro afán explorador. Las inmensas masas de agua darán paso a preciosos acantilados, frondosos bosques, o impactantes riveras con las que deleitarnos a través de nuestro catalejo (si le damos al zoom, ya será un catacerca, claro).

«¿Qué ven tus ojos de elfo, Legolas?» Capitán, ya le vale con la bromita.
5. De mi navío, me fío. Obviamente, gran parte del juego se desarrolla entre mares y costas. Una vez nos pongamos al timón de nuestra embarcación, todo será bien sencillo. El manejo es simple e intuitivo, virando con el joystick analógico, un par de botones para interacciones, y usando los gatillos para labores ofensivas. Y oyes, si empiezas a notar que el barquito se te queda chiquitito (aunque pueda navegar) … pues tocará hacerse con uno mayor. Según vayamos obteniendo renombre, y tras desbloquear los correspondientes planos, tendremos la opción de construir una nave más avanzada. O especializada. Porque, al más puro estilo rolero, nuestro buque tendrá características bien diferenciadas, ya sea por potencia de ataque, puntos de resistencia al daño, o capacidad de carga. Pensaréis que lo más importante es arrear buenos zambombazos, claro, pero una bodega de contundentes proporciones puede resultar igual de útil y necesaria.

Creo que, al botar este navío, la botella se romperá antes del susto, que de la host—
6. Comodoro, comoblando, y como-lo-que-sea. Y nuestra tripulación también, claro. En alta mar no está el tema como para exigir zamparse una delicatessen. Aunque podemos mantener a los hombres y mujeres bajo nuestro mando a una estricta dieta (basada en… aire), si les mantenemos hidratados, y alimentamos con frutas o carnes, obtendremos un buen subidón de estadísticas durante nuestros periplos. Incluso podremos cocinarles platos más elaborados para un mayor rendimiento. ¿Y de dónde podremos sacar la comida? Fácil, a lo largo de la línea de costa, nos toparemos con pecios abandonados que saquear, y árboles o frutales que talar. Pero lo de llenar la panza es solo una pequeña parte en nuestra labor recolectora: paredes rocosas de las que picar minerales preciosos, plantas que aportan fibras útiles, o diversas maderas para carpintería… un montón de materias primas y bienes de enorme valía aguardan. O no, según las fluctuaciones de los mercados autóctonos. Tener buen instinto para las pirato-finanzas será primordial.

Y si vas a una piratofiesta, cuidado no te agarren de est— la pata de palo.
7. Arrasa con lo que veas, y generoso no seas. Las partes en las que controlamos a nuestro filibustero a pie se desarrollan en las grutas, pequeños poblados, templos o embarcaderos que vayamos descubriendo. Estas zonas de atraque, desde las que se permite el viaje rápido (a un pequeño coste), tendrán tesoros enterrados, zonas ocultas, o vendedores con los que tratar. Si hallamos recursos y materiales desperdigados por los caminos… nadie nos culpará por agenciárnoslos alegremente. En el mapa existen, además, dos puertos principales, donde el bullicio de peculiares personajes y comercios se funden en un ambiente de jolgorio (el grog fijo que ayuda). Ambos sitios nos permitirán, plata y recursos mediante, adquirir nuevo armamento (cañones, torpedos, bombas…), herramientas, o refinar materiales, para conseguir lingotes de metal o telas y sedas. Oh, y quizás, si progresamos mostrando valía, lleguemos a gozar de nuestro propio despacho en tierra firme, desde el que ampliar nuestras fronteras mercantiles gracias a bebidas espirituosas o semillas de amapola procesadas… Todo sea por ganarnos unos valiosos reales de a ocho.

«Yo la tengo más grande». Bucaneros debatiendo sobre el tamaño de su… nave.
8. Hundir la flota. Tocados y hundidos habrá que dejar a una cantidad abrumadora de rivales mientras navegamos y avanzamos en nuestra aventura hacia el estrellato piratil. Un bergantín sin bandera por aquí, tres portentosas naves francesas por allá, o una armada holandesa enterita a cuatro brazas… mejor será currarse una estratagema a la altura en ciertos casos. A los enfrentamientos con las flotas de los imperios que se disputan estos mares (bien sea por haberles encabritado, o simplemente tras desvalijarles porque apeteció), se podrán añadir combates navales contra las facciones nativas de las islas y litorales. Diferentes clanes que, a veces, nos pedirán ayuda para, poco después, guardarnos un terrible resentimiento por hacer contrabando con el pueblo rival de la otra orilla. Puro rencor con el que lidiar, ya sea por nuestras alianzas, traiciones… o por arrasar directamente asentamientos y fortines costeros para nuestro enriquecimiento.
9. Contra viento y marea. Hasta aquí, parece que la forma de mantenerse a flote es, simplemente, hilando fino en los combates y manteniendo a raya a todas las facciones… pero ojo con la climatología, nos podrá poner en serios aprietos. Atender a las corrientes de aire será vital para que nuestro barco no pierda el rumbo o mantenga la velocidad deseada (tendremos tres niveles de aceleración, según arriemos el velamen y tal). Ya sabéis, lo de viento en popa a toda vela… hasta que el temporal agita las aguas, forma una ola de varios metros de altura, y convierte nuestro imponente galeón en astillas. Llenarse a rebosar los bolsillos comerciando con inteligencia está guay, pero adentrarse en esa tormenta eléctrica en la lontananza, igual es menos brillante… y nos dejará sin una buena cantidad de doblones necesarios para reconstruir nuestro bajel, y perdiendo gran parte de la carga que transportaba. Como veis, las condiciones atmosféricas cambiantes pueden ser un rival temible.

Salir a tomar unas cañas, y acabar con cañonazos.
10. Bandera blanca ante la bandera negra. Mucho se ha comentado, desde que se anunció el proyecto de este juego hace años, pasando por los giros de timón durante su desarrollo, las comparaciones con una entrega anterior de cierta saga de la compañía… Pues seamos clarinetes (u oboes): pese a compartir ciertos conceptos y mecánicas, son productos totalmente distintos, cada uno con sus fortalezas y debilidades. ¿Y qué pasa con lo de «Juego como Servicio»? os preguntaréis… relax, y firmemos la paz con los piratas. Se puede disfrutar de la aventura enterita solo, sin pagar un penique o doblón de más, y teniendo acceso a todo el contenido (como mucho, habrá ciertas decoraciones de barco o atuendos que costará desbloquear). Ahora bien, si nos decidimos a aprovechar las dinámicas de juego online, las posibilidades nos dejarán alucinados: eventos mundiales en los que participar con otros jugadores, contratos aleatorios de elevada dificultad para completar en grupo, intercambios comerciales con colegas, o incluso contiendas PVP (aquí, lo de pedir «parlamento» igual no se respeta). Un título que irá evolucionando, actualizándose y añadiendo contenido durante muchas lunas, grumetes.

«A ver, traedme al modisto que ha dicho que el negro ya no se lleva…».
La satisfacción de navegar sin rumbo, explorando, a la espera de un nuevo descubrimiento. El cautivador trasfondo, con numerosos documentos para leer e informarse, que mezcla de forma sublime la realidad de la época con asombrosas culturas ficticias (pero de clara inspiración en varias existentes y folclores). Un profundo sistema de gestión y comercio para enfrascarse durante horas. Mecánicas de combate naval sencillas y dinámicas, que os picarán hasta dominar los mares y barrerlos de rivales. Todo esto, y mucho más, os aguarda en Skull & Bones. Os podéis hacer con este gran homenaje a la piratería, en versiones para PS5 o XBox Series X, en la web de GAME o en cualquiera de sus tiendas físicas. Y ojo, porque la edición especial, con contenido extra, es exclusiva de la cadena. Nosotros vamos a ajustarnos el sombrero, colocarnos el parche, y seguir surcando los océanos otro rato… pues del trueno, al son violento, y del viento al rebramar, yo no duermo, sosegado, arrullado por la mar… o por culpa de tanto jugar.