5 duros, 25 pesetas. Una cantidad que en la actualidad puede no decirnos mucho (aunque al cambio, sumando inflación, más años trascurridos equivalga a…¿¡un chillón de dólares!?), pero que en forma de moneda era diversión digital. Porque si creciste en los ochenta, noventa, o incluso principios de los dos mil, con ese dinero podías jugar a la mayoría de recreativas de los salones arcade, y cuando muchos aún no podíamos tener consola en casa, cada crédito insertado nos hacía un poquito más pobres, pero un mogollón más felices.
Vamos a imaginar, por un momento, que pudierais enviarle algo moderno a vuestro yo del pasado para su jolgorio: ¿la receta de las salchi-papas? Nah; ¿un almanaque deportivo? A McFly no le salió bien; ¿una Neo Geo Mini? Enciéndeme el DeLorean. Con esta maravilla lo retro-flipará.

Si Da Vinci hubiese diseñado o pintado una maquinita, se le parecería mucho. Fijo.
La máquina de SNK que se puso a la venta hace un par de años, pero que aún podéis encontrar en algunas de nuestras tiendas, es el homenaje que todo “retroviejuno” puede desear, y a la par un alegato para que los más jóvenes descubran que cualquier tiempo pasado fue mejor. Nos hayamos ante un mueble arcade de sobremesa (o “bartop”) a tamaño reducido, pero si hubiera que definir la escala con una palabra técnica, sin lugar a dudas esa sería… ultra-cuqui (cuatro ingenieros y séis peritos están sangrando por los ojos en este momento).
El formato del dispositivo es el óptimo para decorar en casa, quedando de fábula en cualquier vitrina o escritorio. En cuanto a los botones, tienen la sensibilidad y dimensiones ajustadas para casi cualquier gamer. Lo único que os hará falta es enchufar el cable USB incluido a cualquier fuente de alimentación, baterías externas inclusive por si os la lleváis de viaje…y al vicio.

Mejor selección jamás vista. ¿El qué de la de España 2010? Perdón, ni idea si me sacáis del curling o la petanca…
Y menudas viciadas os echaréis. Hemos hablado de continente, pero la miga de una máquina está en el contenido: podréis disfrutar de los cuarenta juegazos incluidos en su gloriosa pantalla de 3,5 pulgadas, con una nitidez y colores espléndidos, o al tamaño que más os guste gracias a la posibilidad de conexión HDMI. Y es que 40 títulos no son moco de pavo, sobre todo cuando la lista incluye versiones de la Neo Geo doméstica, que añadían contenido respecto a las de los muebles originales.
El aparato incluye varias entregas de sagas que arrancaron el fervor por el género de lucha, como Samurai Shodown (mítica saga de darse sablazos, podéis pillarlos para consolas modernas aquí y aquí), Fatal Fury, o King of Fighters (¡ostras, que salió el nuevo hace nada y lo puedes cazar en GAME!); el balompié de máxima calidad también hace su presencia con Super Sidekicks, y queda hueco para la acción más desenfrenada en Shock Troopers, Last Resort o los inmensos Metal Slug. Os dejamos que os sorprendáis vosotros mismos con el resto del elenco.

Guapa por delante, y guapa por detrás. Y de fábrica sin chicles pegados.
Aún quedarían otras bondades por contar de esta mini-consola, como la posibilidad de conectar 2 mandos externos para darse estopa a dobles, salida para auriculares, o la prodigiosa función de guardado en cualquier punto para cada juego…maldita sea, si llega a existir esa opción cuando visitaba las salas de recreativos, ¡ahora viviría en una mansión construida sobre sacos y sacos de monedas de 25 pesetas!