Dicen que el primer amor es muy difícil de olvidar y que, a veces, te acompaña durante el resto de tu vida, de una forma u otra. El mío era azul (¿?) como el mar en calma, con unas preciosas estrías (¿¿??) para agarrarlo mejor, y con una increíble pantalla monocroma en tonos verdosos. Por si no lo habéis adivinado (o pensáis que nuestra tara es aún más grave), hablamos del flechazo consolero inicial. En nuestro caso fue con la primera portátil de Nintendo, y quién nos iba a decir que tres décadas después seguiríamos viciando con la evolución de aquel objeto de deseo.

Chavales, si encontráis algunas de estas en el desván tenéis un tesoro.
Nintendo Switch ha demostrado que las mentes pensantes de Kioto saben perfectamente adaptarse a los tiempos, entregando al mundo un producto que, aunque de mano muchos asumieron como arriesgado, va camino de convertirse en la consola más exitosa de la historia. La empresa japonesa lleva varias máquinas a sus espaldas tras medio siglo en el ocio electrónico, pero la más reciente está ayudando más que nunca a derribar esa barrera (hace décadas infranqueable, ahora a punto de hacerse añicos) de que los videojuegos son juguetes.
“Buen señor del Gueim, explíqueme que yo me quedé en la Game Boy…”
¿Qué es la Nintendo Switch? Por si estáis algo perdidos (por desconocimiento, no por deambular en una isla mágica) se trata de un dispositivo de entretenimiento híbrido, que conjuga lo mejor de una consola portátil con una de sobremesa. Gracias a su dock o puerto de carga, la usaremos cómodamente en nuestra TV, pudiendo jugar de forma individual insertando los joy-cons en su soporte (u orejitas de perro, nombre menos técnico pero más cuqui) o a dobles si los extraemos.
Y como nunca se sabe si a los abuelos les apetecerá ver una del oeste en la tele, o porque quizás os toque un largo viaje, con sacar la pantallita de la base de carga y acoplarle los mandos, ya tenemos nuestra máquina todoterreno. Apta para cualquier destino (en Egipto va de lujo, aunque os mirarán raro por estar jugando en vez de admirar las pirámides. Me lo contó un amigo…).

Tan fácil de meter como de sacar. No, el pie de foto acaba aquí, mal pensados.
En un lustro pasa de todo, y nuestras necesidades o gustos pueden cambiar (yo por desgracia tardé un poco más en apear las hombreras ochenteras), y por eso Nintendo nos ha ido ofreciendo varios modelos de su máquina, que se adaptan a diferentes situaciones y usuarios. Vamos a resumirlas:
- Nintendo Switch Original. Aunque en las tiendas nos encontraremos con la revisión del 2019, los cambios se encuentran en pequeñas mejoras internas, y a la vista son idénticas. Viene en luminosos colores neón o en serenos tonos grises. Ha gozado de varias ediciones limitadas con distintas decoraciones.
- Nintendo Switch Lite. Un modelo más rígido y compacto, que pese a carecer de conectividad para monitores, goza de gran popularidad. Ideal para peques que no tienen tele, y para adultos que por ritmo de vida paran poquito por casa. Podemos elegir entre una amplia gama cromática al adquirirla.
- Nintendo Switch OLED. Para los exigentes que quieren más, de todo: más tamaño de imagen (casi 1 pulgada extra), más almacenamiento (el doble) y más color en pantalla (la tecnología Organic LED aporta el negro más puro y tonos vibrantes). La podemos pillar con los joy-cons en azul/rojo o en blanco.

Foto de familia. Nos ha costado que se estuviesen las 3 bien quitecitas. ¿Qué fotomontaje ni qué pamplinas?
De poco serviría poseer la consola más molona del momento si no la acompañamos de buenos cartuchos. “Meh, siendo Nintendo y medio portátil no tendrá ni la mitad de catálogo que sale en las otras”, podríamos pensar… ERROR. El prestigio de la máquina ha llevado a estudios que nunca habían trabajado con los nipones a versionar sus franquicias, incluyendo títulos de corte más adulto. Y eso es lo precioso de la Switch, que hallaremos tanto productos para el público más familiar como para el más purista y extremo (járcor, se dice. Creo). Hay miles de juegos donde escoger: he aquí algunos destacados en cinco apartados, uno por cada año de vida del consolón:
1. Ponga un fontanero italiano en su vida. Si os gusta Mario, tendréis suficientes entregas para jugar de aquí a otros cinco años. Nuestros favoritos son el Super Mario Odyssey, el Super Mario 3D World y el New Super Mario Bros. U Deluxe. Permiten de 2 a 4 jugadores y ofrecen desde aventuras tridimensionales a experiencias más clásicas de avance lateral. No olvidemos el Mario Kart, el Mario Golf, el Mario Tenis… Esto es llevar el pluriempleo a cotas extremas.

Don Corleone se imaginaba otra cosa cuando le hablaron de un compatriota que llegaría a la gran ciudad.
2. Qué Zeldá, zeldaaaaá …whatever will be, will beee? No, no estamos cantando (vale, realmente sí) pero es que escoger entre los títulos de la saga para Switch es harto difícil. Breath of the Wild es uno de los mejores juegos de rol de la historia, con un escenario gigantesco por explorar y gráficos de infartito. El Link’s Awakening es una revisión de un clásico atemporal, con unos puzzles brillantes y un aspecto visual único. No hay que olvidar los Hyrule Warriors o el Skyward Sword, y la elección será fácil: ¡Todos!.

Link pensando que o le dan al menos un patinete, o que salve la tierra de Hyrule Rita.
3. Ten la mansión con la que siempre has soñado gracias a Animal Crossing: New Horizons. El simulador de vida digital definitivo presenta en su última edición tal barbaridad de contenido que será difícil soltar la consola: pesca, recolecta, socializa con tus vecinos y relájate en un pueblo mágico. O estrésate pagando hipotecas: poderosa caballera es doña Baya, decía Quevedo (creo que nuestra profe de literatura acaba de borrarnos de las redes sociales, nusiporquí…)

El alérgico que hay en mí estornuda solo con ver esta estampa.
4. ¡SwitchaMon, te elijo a ti! Si sois fans de los monstruos de bolsillo, la híbrida de Nintendo os ofrece una majestuosa variedad de entregas: para cualquier rango de edad y nivel de habilidad, hay un Pokémon apropiado si quieres triunfar como entrenador o simplemente disfrutar coleccionando a estas criaturitas tan adorables. Pero cuidado, quizás acabéis sudando en los gimnasios tanto como en los de la realidad (pero cien por cien libres de agujetas, claro).

Comer y dormir como estilo de vida. Todos llevamos un Snorlax dentro.
5. La mayor oda a la historia de los videojuegos en forma de cartucho: Super Smash Bros. Ultimate. No es solo un programa de lucha entre los personajes más míticos de la historia de Nintendo, es el compendio más exquisito de héroes extraídos de cada rincón de nuestra industria. Combates individuales, a cuatro, online y un modo historia con MILES de homenajes. Bien seas aficionado a los erizos azules, a las pizzas amarillas (sin una porción) o a los espías más sigilosos, las lagrimillas de emoción están aseguradas.

Amistades con décadas de antigüedad pueden llegar a sucumbir… hay que saber cuándo dejarse ganar.
6. Y 7, 8, 9 o hasta que os canséis de contar, ya que, a parte de las grandes exclusivas anteriormente citadas, en la Switch contaréis con otras franquicias de primer orden como Assassin’s Creed, Doom o Mortal Kombat. Y porque la máquina parece aún tan joven y fresca como hace media década, con cientos de nuevos títulos anunciados para el futuro a medio y largo plazo. ¿Nos vemos por aquí en otros cinco años para el décimo aniversario? Venga, va. Por último, a título personal y hablando por todos los jugones del mundo en español…
GRACIAS, NINTENDO, POR TODA UNA VIDA DE DIVERSIÓN.