El origen del pan es incierto. Cada cierto tiempo, se hayan nuevas evidencias que lo sitúan más atrás en la historia, pero de lo que no cabe duda, es de que ha acompañado a la alimentación de la humanidad desde tiempos inmemoriales. A día de hoy, sigue más presente que nunca en nuestras mesas, ya sea en su forma más clásica o en alguno de sus derivados… ains, pizza (sin piña) de mi alma y mi corazón, que haría yo sin ti. Vamos, raro es quien no goza con alguna variante de la mezcla de cereales harinosos y agüita. Lo común, claro, es disfrutar de su ingesta, pero ahora podremos fliparlo con un formato más digital y lúdico…
La conjunción de producto panario y videojuego suena pelín estrambótica, sep. Amasar juntas ambas premisas, para obtener un título donde el héroe horneado ha de salvar un reino de fantasía, ya resulta extraordinariamente imaginativo, incluso para cualquier medio audiovisual (Jengi en Shrek 2 no pasaba de secundario). Si esta idea, aparte de loquísima os resulta atractiva, aquí llegan los maestros en repostería-bit de Meridiem Games para ofrecernos un auténtico manjar jugable, en su punto de cocción optimo (ni muy blanco ni muy turrado). Acompañadnos para conocer todo lo que esconde bajo su crujiente corteza este Born of Bread:
1. Plantando la semilla argumental. En una época remota, una diosa gobernaba sobre todas las cosas en paz. Mas temía lo que ocurriría si el poder de la Piedra Solar, un artefacto que protegía con esmero, caía en manos malignas. Rompió el dispositivo en varios fragmentos y los esparció por tierra y mar… Los siglos pasan, la leyenda cae en el olvido, pero accidentalmente, un grupo de exploradores descubre unas ruinas donde despiertan a Bufón y sus compinches (peña con malas pulgas). Lo primero que exigen son los cachos de la portentosa piedra, y como no hallan respuesta, enfilan hacia la ubicación en la que se erigía el castillo en su tiempo. Todo está cambiado, esta es otra era más avanzada (aunque el palacete mantiene aspecto clásico, no diseñado por Calatravinski), pero a ver quién para los pies a los bellacos…
2. Una historia con mucha miga. Mientras, en el castillo, la reina está encargando a Papi Panadero (los nombres de los cuentos son los que son), el cocinero real, un acompañamiento especial. El chef, recurriendo a un recetario exclusivo, obtiene fortuitamente del horno un niño -vivo- de harina al que llamará Pan, y tratará con amor, como a la progenie que nunca tuvo. Un ser mágico, hijo de un anciano adorable… esperemos que no mienta mucho o se convertirá en Panocho (Badum Tss). Justo entonces interrumpen los malotes, todo se lía, roban un primer fragmento, y la monarca decide inculpar a Papi de todo el follón. Lo de haber insuflado vida a un tierno gólem igual es brujería, va, pero eso no le convierte en delincuente. Nos va a tocar demostrar su inocencia, y ya puestos, salvar el reino.
3. En la corteza del héroe. Metidos en la «piel» de Pan, con un control muy sencillo y cámara en tercera persona, recorreremos los distintos paisajes que componen este título de rol por turnos. Pero un protagonista por sí mismo, si carece de buenos secundarios, es como una tostada untada en mermelada de aire: vacía e insípida. En Born of Bread, por suerte, nunca estaremos solos, ya que según avancemos iremos reclutando una pequeña tropa. Primero se nos unirá Lint, un adorable mapache con afán de escritor (o «Mapachespeare»). Al poco, se acomplará Dub, un dragoncito lila bastante dub-itativo. Luego se incorporará la cabra Yagi, experta en artes marciales (vaya, un Kabrateca)… Sí, animalicos/seres antropomórficos, y es que un buen territorio de fábula ha de estar habitado por ingentes cantidades de criaturas de cuento. En nuestro trayecto nos toparemos con parlantes tejones, aves, pandas o llamas (de las que escupen, no de las que queman) y otras sorpresitas.
4. La hora de las tortas (a elegir: de trigo o maíz). Mientras deambulamos alegremente por los escenarios, aparecerán bestias y bicharracos con los que entrar en combate (nada de enfrentamientos aleatorios). Intentarán embestirnos según nos vean, así que, en caso de no huir por patas a tiempo, se pasará a una clásica pantalla de batalla. Aquí tendremos a modo de naipes, cinco comandos básicos de acción: atacar, defender, objeto, especial y escapar. Todo se explica casi por sí mismo, vaya. Nuestros héroes poseen tres indicadores (salud, voluntad y resolución) que se irán gastando, bien sea al encajar leñazos de los rivales o desencadenando ataques potentes. Al consumir objetos (en forma de pastelitos, tartas y otras chuches) en medio de la contienda, podremos reponer los puntos correspondientes para cada barra. A primera vista, un sistema de combate sencillote, pero con un cariz estratégico más profundo de lo que aparenta.
5. Como cortar una finísima rebanada perfecta. Ojito con la precisión y agilidad de manos que también se nos exigirá en las peleas. Una vez escogido el comando de acción, en pantalla se nos presentará un QTE (Quick Time Event), o evento de velocidad. Los habrá de varios tipos, desde mantener un cursor centrado, a agitar a toda leche el joystick, o pulsar una rápida sucesión de botones. Estas mecánicas que exigen agilidad visual y dactilar contrastan con la toma la toma de decisiones ofensivas previas, con un gran peso táctico. Y es que, por muy bien que apuntemos o acertemos en los minijuegos, poco daño realizaremos si previamente no escogemos con sabiduría el tipo de ataque físico entre cortante, perforante o contundente. Habrá que sopesar la acción, no solo por la cantidad de energía que fundamos, sino a cuántos enemigos interesa golpear a la vez, pues cada uno tendrá sus debilidades y resistencias.
6. Pan de leches con aroma jaPANés. Además de todo lo mencionado anteriormente, no faltan otros ingredientes clásicos de los J-RPG como los árboles de habilidades diferenciados por personaje, que ampliaremos al localizar unas salamandras ocultas. En estas ramificaciones desbloquearemos nuevos tipos de destrezas, pero no podremos llevar todas activas a la vez, ojo; tocará seleccionar los que más nos convengan según su potencia y consumo. Como en los referentes del género, subiremos de nivel al ir ganando experiencia en cada choque, pudiendo elegir a su vez entre aumentar la salud o los demás medidores. Y no podía faltar, como en todo buen juego rolero, un buen arsenal. Inicialmente golpearemos con un endeble cucharón, pero al poco obtendremos armas poderosas como arcos, látigos, espadas… añadid una rueda de afinidades y daños elementales para obtener un conjunto de mecánicas completito y original.
7. ¡Alabado sea el pan! A lo largo de su aventura, nuestro harinoso protagonista será bendecido… No, no es que se vaya a transformar en una h0st14 sagrada (holis, excomunión por blasfemia), más bien que se irá encontrando con un montón de bendiciones diferentes. Estas adquieren la forma de brillantes objetos con propiedades muy especiales. Habrá más de cincuenta en total para conseguir, bien sea escondidas en elementos destruibles, comprándolas a mercaderes o en forma de premio por completar misiones. Eso sí, de inicio solo podremos llevar una equipada, pero podremos aumentar nuestra capacidad de porte a cada subida de nivel… hasta un límite máximo de ocho, así que tocará ser selectivo. Habrá bendiciones de varios tipos, contando con un sinfín de modificadores: aumento de puntos de vida u otras estadísticas, inmunidad al veneno, ayudas visuales, ventaja extra por complacer al público desde sus casas… espera ¿LO QUÉ?
8. ¿Consumo excesivo de hongos? Nah, la levadura del pan es sana, no produce efectos psicotrópicos… aunque al locurón que nos toparemos en este título cueste encontrarle causa. Vale que todo se desarrolla en un mundo de fantasía épica tradicional, llenito de humor, pero… hay routers WIFI para salvar la partida, autobuses, y hasta un pseudo-chat con conversaciones ficticias durante cada combate, de usuarios imaginarios opinando sobre nuestro desempeño. Todo muy meta, y con habituales roturas de la cuarta pared. A ver, que en un título protagonizado por un pan andante no te puedes esperar mucha seriedad, pero no vimos venir tal nivel de extravagancia. Hay momentos que recuerdan a sketches de los Monty Python, con bromas disparatadas, diálogos absurdos y situaciones delirantes… eso sí, pasadas por un filtro «family-friendly»: todos los chistacos y elementos jocosos son apropiados para cualquier usuario (aunque algún trasfondo oculto solo lo pillen los más maduritos).
9. Exquisito por dentro, delicioso por fuera. Como una perfecta chapata recién horneada, que sabe a gloria, pero también presenta un aspecto externo apetitoso, este título conjuga su equilibrada jugabilidad con un apartado artístico muy resultón. Los gráficos se plasman en 2.5D, poligonales, pero sin relieve. Por aclararlo, aunque nos desplazamos en los tres ejes, nada «gira» y todo se mantiene en un solo plano, con un acabado tipo recorte de papel (jum, me recuerda a ciertas incursiones roleras de un famoso fontanero italiano…). Los cómicos diseños de los personajes poseen una estética de dibujo animado, evocando a las más prestigiosas series televisivas de los últimos años. Por su parte, los escenarios no están nada recargados, pudiendo pecar de cierta sencillez visual, pero destilan color y alegría por cada poro digital. Además, gozan de buena variedad: bosques, templos, montañas, minas o parajes helados son solo algunos de los paisajes que visitaremos.
10. Una gigantesca hogaza de diversión. Oh, para hacer de esta receta un producto aún más completo, añadid un puñado de secciones con plataformas (de saltos sencillitos) al rol por turnos y los minijuegos de agilidad. Born of Bread es un título ideal para iniciarse en el género rolero, con mecánicas fáciles de entender o dominar sin complicaciones, un acabado visual muy colorido, y lleno de momentazos cómicos. Además, es apto para jugones y jugonas de todas las edades. Ya os podéis hacer con él en la web de GAME o en cualquiera de sus tiendas físicas, en sus ediciones para Nintendo Switch y PlayStation 5. Os aguardan decenas de horas de alegres aventuras espolvoreadas con humor desternillante. Yo voy a seguir dándole caña otro rato… aunque antes me pasaré por la panadería a por dos baguettes, una barra rústica y tres de multicereales…