A veces, gente muy destacada en una misma disciplina se junta para crear proyectos alucinantes. Un claro ejemplo lo tenemos en la industria musical. En las décadas pasadas, pudimos disfrutar de varios discos de los llamados supergrupos (no, nada que ver con peña en mallas que salva a la humanidad). Ahí estaban The Highwaymen, formado por varios mastodontes del country como Johnny Cash, Willie Nelson o Kris Kirstofferson; y cómo no mencionar a Traveling Wilburys, fundado por George Harrison, Bob Dylan y Roy Orbison, entre otros. Sep, los melómanos tuvieron verdaderas delicias a su alcance en forma de vinilos y casetes, con regusto clásico y calidad fuera de toda duda gracias a ellos, pero ¿acaso no tenemos los aficionados al ocio electrónico el derecho a disfrutar de ilustres uniones similares?
Busquemos a gente muy top en la industria del videojuego: Nobuteru Yuuki, colaborador en la creación de cierto “Cruce de Cronómetros” (culpad al auto-corrector por las traducciones). Hiroki Kikuta, compositor y diseñador en una famosísima saga relacionada con fuentes (¿o eran MANAntiales?). Si decimos “¡Atsuko Nishida, te elijo a ti!”, ya podéis intuir de qué franquicia de bichos de bolsillo procede el artista con el que cerramos un trío de leyenda. Junto a ellos, otros pesos pesados de la creación digital han montado el estudio Three Rings, con el objetivo de alumbrar un producto que aúne nostalgia noventera, rol japonés y pura diversión. Así nació el año pasado este Trinity Trigger que, por fortuna, Meridiem Games acerca ahora a nuestras fronteras. Expliquemos porqué esta obra es digna de copar el top de los 40 Principa—de ventas del GUEIM.
1. De dioses y monstruos. Tiempo atrás, en la era donde se forjaron los mitos, dos facciones divinas colisionaron por el dominio. Los dioses del Orden, liderados por Solius del Sol, representando ley y obediencia (suena a formal y pelín estricto), y los dioses del Caos, comandados por Ofnir de la Tormenta, símbolo de la libertad y el cambio sin restricciones (muy hippies, claramente). Su guerra consumió no solo el reino celestial, sino también Trinitia, tierra de humanos y bestias. De los cielos llovieron armas sagradas, que transformaron el mundo con su poder, separando los cielos, agitando los océanos y rompiendo la superficie… pero cuando el polvo se posó, nadie se había alzado con la victoria.
2. El que madruga, al mundo ayuda. Tras la cinemática narrativa inicial, el juego arranca con el joven protagonista, Cyan, desperezándose en su cama y levantándose de mala gana (¿acaso hay otra forma de hacerlo?). Durante el desayuno, nuestra hermanastra pequeña se fija en que la extraña marca roja que a veces brota en el ojo de Cyan, se halla más grande de lo habitual. ¿Es un mutante? Pues no, simplemente, o al menos en apariencia, somos Scavengers, carroñeros (en plan guay) de tesoros, que buscan materiales con los que comerciar y ganarse la vida, en el pueblecito de Woodroost. Como novatos, aún no nos permiten adentrarnos en zonas peligrosas, así que nos dirigiremos a trabajar a una zona que creemos conocer… aunque quizás no lo suficiente…
3. Al templo con temple, con-templa la gente cómo nos adentramos. Las tierras de Trinitia están sembradas por varios majestuosos santuarios, llamados Armas, con formas de ídem. El de los aledaños de nuestra aldea es la Gladius, una imponente torre semejante a una espada que, tras caer de las nubes como cuenta la leyenda, permitió que a su alrededor creciesen frondosos bosques. Durante la búsqueda de antiguas reliquias en su interior, encontraremos temibles enemigos, muros falsos con cofres escondidos, y sufriremos los estragos de un intenso terremoto. Oh, y lo mejor de todo, descubriremos que nuestra aventura nos llevará mucho más allá de la aldea y sus alrededores tras conocer a un adorable bichito con leves problemas de amnesia: su nombre es Flamme, y es un Trigger (no, Tigre no, ni es felino ni muerde).
4. ¡UN TRIGGER SALVAJE HA APARECIDO! Por la frase anterior, ya podéis suponer a qué se nos asemeja “levemente” la criaturita. Se trata de una especie de invocación que sólo surge ante personas de gran poder, y tendrá la capacidad de convertirse en diferentes armas para apoyarnos durante los combates. Para ello, se requiere visitar los altares elementales (queridos Watsons) repartidos por los templos, pudiendo adquirir forma de espada, arco, hacha y otras herramientas de hacer pupa. Y ojo, porque elegir sabiamente (como hizo Indy) la transmutación del animalico según la batalla en la que estemos, será esencial para obtener la victoria. Por suerte, no estaremos solos en nuestro periplo con la adorable Flamme, al lado de Cyan estarán… ¡Magenta y Amaryllo! ¡NO, corcho, que es bromi!
5. La “valentesíma” Trinidad. Tesituras de la vida, resultará que somos algo más que un mero cazatesoros (de ahí la marca ocular intermitente). Existen, en este mundo de fantasía, unas pocas personas que han sido escogidas como guardianes de los dioses, otras que son Oráculos de los entes divinos, y unas cuantas que son malotas, persiguiéndonos estas en nuestro intento de poner fin a una guerra aparentemente interminable. A nuestro viaje, por vicisitudes del destino, se unirán Elise y Zantis, cada uno acompañado de su correspondiente Trigger. Surgirá la camaradería, entablaremos amistad y nos reiremos bastante con las pullas que se lanzarán entre ellos y sus “CukiMons”, pero este trío (sexteto si contamos a las invocaciones parlantes, va) ya no se separará hasta el final.
6. Rol que eMANA acción. El género del “Action-RPG” tuvo en los años 90 numerosos exponentes de gran calidad. Trinity Trigger coge inspiración y mecánicas de los mejores, les da un buen meneo mezclando conceptos típicos con novedosas ideas, y el resultado es un óptimo y moderno retro-clásico. El juego se desarrolla con una cámara fija casi cenital (vista desde arriba inclinada), tanto en las partes de exploración como en los enfrentamientos, siendo la transición de unas a otras, más que fluida, inexistente, pues en este título las batallas son en tiempo real. Esto permite que veamos en todo momento a los enemigos, pudiendo encararlos o eludirlos; nada de tediosos combates aleatorios cada dos pasitos. El bestiario lo conforman fauna, flora y aberraciones varias: desde arañas, limos o setas, hasta gigantescos golems e imponentes dragones.
7. Mejorar hasta la excelencia es cuestión de esfuerzo… y algo de farmeo. La parte rolera de este título es bastante sencilla. Nuestros personajes suben de nivel de forma inmediata al acumular la experiencia necesaria, nada de gestionar atributos en mil menús. En cambio, sí requerirá más de atención el mantenimiento y puesta a punto de nuestras “mascotillas”. Los Triggers cuentan con sus propios puntos de crecimiento, distintas combinaciones de ataque, y ranuras donde introducirles gemas (de forma NO literal, mal pensados). Estas joyas, llamadas Manites (nada que ver con los “cuates”), podrán ser recolectadas o creadas mediante recetas, y aplicarán aumentos y efectos de lo más diverso: más vida, curación, resistencia al veneno… si dedicamos el tiempo y Liba (la moneda en curso, que las cosas no son gratis) suficientes, nuestras criaturitas asistentes pasarán a ser auténticas fieras.
8. Controlando perfectamente nuestro sino (todo sí, nada no). El esquema de manejo es simple e intuitivo. Con el botón principal interactuamos y atacamos, pudiendo realizar hasta combos de tres golpes… pero calculando la cadencia para no vaciar la barra de Synchro (con el contador vacío, no haremos casi daño, mas esperando se regenerará automáticamente), siendo mejor no machacar el botón sin ton ni son. Habrá un comando de esquiva, y otros dos para los súper ataques facilitados por nuestros Triggers, que se rellenan con el tiempo. Con los gatillos frontales accederemos a los menús circulares para seleccionar objeto (pociones y otros frascos) o arma, y con los traseros cambiaremos el manejo entre los 3 protas. El movimiento, realizado con el jostick analógico, es muy fluido y preciso, permitiendo que en las zonas con pequeños puzles o peligrosas trampas (pinchos, explosivos y demás),salgamos airosos.
9. Tridimensionalidad con espíritu 2D y gran belleza. El apartado artístico de este título es delicioso, mezclando los gráficos 3D, de estilo Cell-shading (o dibujo animado), con preciosas ilustraciones para las conversaciones y vídeos tipo anime de gran calidad. Todo posee, además, un estilo adorablemente cuqui. Los personajes poligonales tienen las clásicas cabezonas desproporcionadas, o de aspecto “Chibi” como dicen en Japón, e incluso los monstruos enemigos están diseñados con tal encanto que apetece achucharlos (cosa poco recomendable, claro, pues nos devolverían el abrazo asfixiándonos, seguramente). La música, por su parte, goza de magistrales melodías con mogollón de registros, y se complementa de unas enfáticas voces en inglés o japonés. Oh, y pese a que los textos se han quedado en “british”, son tan livianos y de un lenguaje tan común que no os costará nada traducirlos y entenderlos.
10. Un universo del que os costará salir. Una vez te sumerges en el mundo de Trinitia, las horas pasan volando. El mapa es extenso, variado y con infinidad de secretos, pero gracias a que desde el principio podremos usar los numerosos portales de salvado para el viaje rápido, no resultará nada cansino realizar misiones secundarias y otras tareas que nos encargarán los NPCs. Y nos hemos guardado lo mejor para el final… ¡Multijugador cooperativo local hasta para tres personas, en cualquier momento! Si ya es imposible que os aburráis con Trinity Trigger jugando solos, poder hacerlo en compañía convierte al título en un indispensable; y además, por contenido, es apropiado para jugones del cualquier edad. Venga, no os entretenemos más, id entrando en la web de GAME o daros un garbeo hasta cualquiera de sus tiendas, y podréis pillarlo en su versión PS5 o Switch. Si os mola el rol japonés dinámico con estética monísima, no os arrepentiréis.