Cuando se llega a ser el referente en un ámbito, teniendo siempre éxito cada vez que haces algo en ese campo específico, puede parecer una locura desviarte o arriesgar con un giro total, fuera de lo que te ha llevado a alcanzar la fama. Vaya, como aquella vez que Bon Jovi, máximo exponente durante años del Heavy-Rock (¿por qué toséis? ¿os habéis atragantado?) lanzó This Left Feels Right, un abrupto canje de género musical que alejó a la banda de New Jersey del cañero y metalero sonido de sus discos anteriores, para abrazar la armoniosa y profunda música country. Está claro: la grandeza pasada, si el cambio es ejecutado con la maestría y genialidad de los más grandes, se seguirá conservando tras la conversión. Pues lo mismo ha pasado con una archiconocida saga de videojuegos (hala, ya podéis dejar de reíros).

Buscan relajarse, lejos de peleas, en un Oasis… aunque yo hubiese escogido un Blur.
Metal Slug ha sido, desde su lanzamiento original allá por 1996, sinónimo de la mejor experiencia arcade. el referente indiscutible de los llamados «Run & Gun» más puros salidos de los recreativos. Tras una docena larga de entregas -en multitud de plataformas- durante tres décadas, lo lógico sería esperar otra más que pivotase sobre los conceptos habituales y la jugabilidad clásica («correr y disparar», vaya) en la franquicia, ya más que perfeccionada a estas alturas. Pues va a ser que no: SNK ha decido arriesgar, invitando a Dotemu y Leikir Studio a desarrollar un nuevo título que se sale -y mucho- de esa zona de confort para la saga… y lo hace con la potencia e intensidad de un obús por la boca de un cañón. Meridiem publica en nuestras fronteras este Metal Slug Tactics demostrando, como hizo Bon Jovi, que algunos giros abruptos de dirección pueden sentirse muy que correctos.

Coges la segunda a la izquierda, y después del pelotón de 87 soldados, llegas a la comuna pacifista.
Menos palabras y más balas
Empecemos siendo realistas: el argumento en conjunto de todos los Metal Slug no daría para escribir un libro especialmente denso… y tal vez, se leería más rápido que la etiqueta del champú. Centrándonos en esta entrega, el General Donald Morden -malo malísimo por antonomasia- ha escapado otra vez de la justicia, liberando de camino a viejos colegas del Ejército Rebelde (anda, esto va a la inversa que en Star Wars). Seguidamente, declara Sirocco City bajo la ley marcial, convirtiendo la ciudad en el centro neurálgico para sus maquiavélicas argucias e intentos de dominación y conquista mundial.
El régimen autoritario mantiene retenidas a miles de personas como rehenes, así que el Gobierno Mundial mueve ficha: han enviado a un único equipo especial, cuyos efectivos, tan zumbados y carentes de cordura, resulten eficaces contrarrestando la locura del enemigo en la contienda, siendo capaces de derrocar a Morden con los mínimos daños colaterales… Pues en la piel de este grupo de élite nos tocará meternos, viendo su escueta historia avanzar en pequeñas transmisiones de radio. Si sois asiduos a la saga, os sonarán casi todas las caras del elenco; nueve personajes seleccionables (varios bloqueados de inicio) donde no faltan los míticos Marco, Eri, Tarma, Fio y demás; pero aquí no venimos por la palabrería ni a hacer amigos, queremos acción… ¿¡táctica!?

Entiendo el conflicto: dejar una pizza tirada en el suelo es un crimen de lesa humanidad.
Jaque… MATO
Un breve tutorial nos pondrá en situación de cómo se juega antes de soltarnos en el campo de batalla. Expliquemos un poquito el tinglado, casi ajedrecístico, que nos aguarda en Metal Slug Tactics. Todo se basa en dos mecánicas, acciones y desplazamientos, que podremos realizar por turno en la parrilla jugable del escenario; primero nosotros, luego la máquina. Quede claro, al igual que en las entregas previas, para sobrevivir hay que correr: cuanto más nos movamos, más resistentes seremos. Generaremos «esquivas» cuantas más cuanta más distancia recorramos, y al acumularlas con las coberturas (cuidadín, que son destruibles) del terreno, tal vez anulemos el daño de la mayoría de los enemigos… ¿Muy estratégico? Sí. ¿Muy dinámico? También.

«Para bailar esto es una… Para gozar esto es una… Para menear esto es una… Y los soldados revientan así, así».
Al atributo temporal de esquive, o al alcance de nuestro movimiento inicial, se unen otros, existiendo recursos especiales y efectos pasivos que nos otorgarán acciones y movimientos extras. Por ejemplo, una mecánica esencial a controlar es la Sincronización: si colocamos a dos o más de nuestros personajes alineados, de tal forma que uno inflija daño a un enemigo, el resto también le atacará automáticamente y sin gastar su acción. También será esencial aumentar nuestro contador de adrenalina con traslados amplios, pues será necesario gastarlo para ejecutar los leñazos más potentes.
Las batallas se desarrollan en pequeñas áreas, en vista isométrica, con casillas, que a su vez están contenidas en un mapa general divido por zonas «temáticas»: jungla, desierto, ciudad… os sonarán de verlas anteriormente en la saga. Al igual que un RogueLite/Like, en cada «run» cambiará la disposición total de los escenarios, pudiendo elegir el orden en el que abordar las fases, según nos interesen por recompensas u objetivos: escoltar a un NPC aliado para recibir medallas, aguantar X turnos sin espicharla todo el escuadrón para recuperar munición, arrasar a ciertos enemigos del terreno y conseguir más experiencia/monedas… ¿Complejo? Sí ¿Complicado? No especialmente; aunque algunas mecánicas no estén explicadas al detalle, cada partida fluirá de forma muy dinámica e iremos aprendiendo y mejorando sin frustrarnos, casi sin darnos cuenta.

Había una vez un barquito inmensito, que sí podía, que sí podía, que sí podía masacrar.
¡DI MASHIN GAN!
Cada partida a Metal Slug Tactics puede llevar de los pocos minutos a la hora larga, dependiendo de multitud de factores: nuestra paciencia para planificar estrategias, la suerte en la aleatoriedad de los escenarios… o de cuánto ahorremos y lo bien que invirtamos lo ganado en mejorar el equipo. Empezaremos en el escondite, una zona con un puñado de tiendas donde preparar a la tropa (eligiendo a 3 por asalto). Cada personaje lleva siempre un arma principal -con munición infinita- y una secundaria -limitada, obvio-, pudiendo ampliar el arsenal antes de partir, a base de comprar nuevo armamento, mejoras o modificadores. También podremos aprovechar y equipar nuevas habilidades desbloqueadas.

Si al ataque le pones delante una «N», saldrá Deadpool bailando.
Por si no ha quedado claro, morir es una parte fundamental de la experiencia en el juego, ¡pero nada de rendirse, soldados! Nos picaremos con nuestro regular rendimiento y trataremos de gastar con cabeza para que en el siguiente intento avancemos más… y ojo, porque el final, solo será el principio: habrá nuevos retos y niveles de dificultad a nuestro alcance. Ir ascendiendo de recluta o cadete a soldado condecorado mola; aunque lo consigamos abusando de los flipantes vehículos (todo lo que su gasolina/resistencia permita) que podremos manejar en el campo de batalla… ¿Acaso se iba a llamar esto Metal Slug sin poder arrasarlo todo subidos en el mítico tanque-oruga?
No menos imponentes serán ciertos enemigos. De entre los soldados rasos, especialistas, momias y guerrilleros destacarán los mastodónticos jefazos de fase que aparecerán en ciertas misiones. Engendros mecánicos casi indestructibles, detalladísimos y animados con una fluidez exquisita… al igual que todos los elementos en pantalla. Porque sí, la fidelidad visual a la saga es más que patente. Esta serie de juegos siempre ha lucido un pixel-art único e inimitable, y aquí cada diseño o frame de animación no desentona con lo esperable para el legado de su título. Una auténtica delicia para los ojos y los fans de los gráficos retro.

Un mecha tochísimo con forma de serpiente… menos le hace falta a Hideo para unos sueños húm—
VICTORY!
Es un cambio muy arriesgado pasar del «Run & Gun» a un más pausado «Piensa. Corre. Dispara. Espera», pero Metal Slug Tactics sorprende con su innovadora propuesta… y triunfa. La acción táctica y estratégica bajo el prisma de una licencia que siempre se basó en el frenetismo de escupir balas sin darle a las neuronas, funciona mejor de lo esperable. Tal vez requiere algo de paciencia y aprendizaje, pero su encanto visual, sumado a lo original de la propuesta, ofrece un conjunto muy divertido con el que el tiempo volará al mando. Ya tenéis esta reinvención de la clásica saga disponible para Nintendo Switch, Playsation 4 y 5 en la web de GAME o en cualquiera de sus tiendas. Corred… MISSION START!

Ni Wally ni Waldo… «¿Dónde está Terry Bogard?».